La vía de Cartagena

Revista Sexto Sentido y El Universal, 15 de abril de 2001

En un libro revista sobre Cartagena, 1930, hallamos un artículo en español e inglés, titulado “La vía de Cartagena”  (The Cartagena route), que a la letra dice: “El Puerto de Cartagena ocupa el fondo de una hermosa bahía que tendrá unas cinco leguas de largo por dos de ancho. Se entra a ella por el sitio de Bocachica, y se toma luego un canal que atraviesa la bahía y que tiene profundidad suficiente para transatlánticos de treinta a cuarenta mil toneladas.

Este terminal termina en un muelle de madera que tiene 500 pies de largo por 120 de ancho. Atracado el va por al muelle, se encuentra a su costado el edificio de los almacenes de la Aduana, lo que permite descargar la mercancía directamente en ellos, trayendo así para la vía de Cartagena dos ventajas muy positivas: Se evita el manejo que tendría que haber por colocar la carga en carros férreos para luego llevarla a la Aduana, descargarla allí para su reconocimiento, y luego llevarla a cargar; ese largo manejo no existe por la vía de Cartagena, lo cual da a la carga que por ella transita una valiosa garantía contra rotura y daños de cualquier otra naturaleza, ocasionada por los transbordos.

Se salva, además, el uso de carretas, que es fatal para la mercancía, por el poco cuidado que tienen con frecuencia los carreteros. Las ventajas enunciadas, y que posee en Colombia únicamente la vía de Cartagena, son de inapreciable valor para las empresas que deben introducir grandes maquinarias, pues las piezas voluminosas o pesadas son colocadas por el vapor marítimo directamente en carros férreos de plataforma.

Sobre esos mismos carros hace la Aduana el reconocimiento y luego sigue todo intacto a Calamar; allí, por medio de una poderosa grúa que tiene establecida el Ferrocarril de Cartagena, se colocan las piezas pesadas con todo cuidado en los vapores fluviales que deben transportar esa mercancía hacia el interior del país.

Esta ventaja que brinda la vía de Cartagena ha sido apreciada debidamente en el país, y de ahí que las empresas que introducen grandes maquinarias, como las del Ferrocarril de la Dorada, Cable Aéreo de Manizales, Ferrocarriles de Girardot, de la Sabana, del Sur, las grandes empresas manufactureras, y en especial las mineras, los introductores de pianos, automóviles, etc., han preferido siempre Ia vía de Cartagena para hacer sus importaciones, con resultados siempre satisfactorios.

En cuanto a la carga que exporta Colombia, goza también de las mismas ventajas, pues como la carrilera del Ferrocarril de Cartagena va al costado del buque fluvial, la carga es trasladada con la mayor facilidad del costado del buque al carro; ese carro es transportado luego a Cartagena y puesto en el muelle al costado del vapor marítimo, el cual toma entonces la carga fácilmente y con toda rapidez. Se repite, pues, la ventaja de evitar el maltrato de la carga debido al poco manejo de ella, y, en especial, por razón de que no se necesita hacer carretaje de ninguna clase”.

Observamos la utilización de algunos términos marítimos y portuarios, muy propios de la época. Se usa en repetidas ocasiones el término vapor, para indicar los buques o barcos. Algo más, se señala el vapor marítimo y el vapor fluvial. También se repite la expresión reconocer, reconocimiento de la Aduana, etc. Años más tarde llamaban a esa función aduanera aforo y ahora la denominan inspección. Los antiguos reconocedores pasaron a ser aforadores y ahora son inspectores.

Por otra parte, es evidente que el escritor se refiere a la vía de Cartagena, contando con el muelle de La Machina, que se levantaba donde hoy están los muelles de la Base Naval, y con el Ferrocarril Cartagena-Calamar. Cuando hace énfasis en las ventajas del puerto de Cartagena, aunque no lo diga de manera categórica, se intuye una comparación con el servicio que, para la misma época, prestaban Puerto Colombia y Barranquilla.

Hoy, afortunadamente, gracias a la construcción de la red de carreteras nacionales, el crecimiento de la zona industrial y la privatización y modernización de los puertos, cada uno tiene su propia clientela. Ahora la competencia se ventila a base de tecnología y eficiencia.

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