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Turbulencias en el año nuevo
Por: Natalia Gil, líder de Investigaciones Económicas del Grupo Puerto de Cartagena
De cara a lo que viene y terminando un 2023 en el que la volatilidad, la inflación, las tasas de interés, las tensiones geopolíticas y demás fueron parte importante en los acontecimientos más relevantes del mundo, se publicó un nuevo informe de Investigaciones Económicas del Grupo Puerto de Cartagena. En su análisis de Outlook, el documento muestra que el comercio internacional se debatirá entre los cambios de oferta y demanda y un crecimiento dispar entre las potencias y países emergentes, según las estimaciones hechas por Bloomberg y otros expertos.
El clima, los cambios de gobierno, el proteccionismo y las duras políticas fiscales lo confirman. Así, los sondeos para 2024 muestran que Asia, impulsada principalmente por China e India, es la región que más posibilidades tiene de aportar al crecimiento del PIB global estimado en 2,7%; mientras que Norteamérica avanzará 1,2% y Europa 1%. En línea va Latinoamérica con 1,6%.
La recesión de los Estados Unidos se acentúa para la primera mitad de 2024. Varios factores tendrán influencia, empezando porque la inflación elevada persistirá y las tasas todavía son altas, aunque podrían empezar a disminuir en unos meses, como asume el mercado desde el congelamiento del tipo de interés en las dos últimas reuniones de la Reserva Federal. Los ahorros que hasta el tercer trimestre de este año habían mantenido a flote la economía ya se están agotando y el aumento de la deuda del consumidor está pasando cuenta de cobro.
Por su parte, Asia será de nuevo protagonista por ser impulsor del crecimiento económico mundial, aportando cerca del 60% del incremento del PIB. China e India serán los dos países que, en consecuencia, sacarán a flote sus resultados, aun cuando el gigante cruzará por turbulencias que los llevará a tener una expansión del PIB menor (4,5%) que el calculado para este año, debido a la reducción de la actividad inmobiliaria y el modesto repunte del comercio global. Esto, mientras las medidas de alivio político para los empresarios serán la constante.
En Europa, las cosas tienden a mejorar la segunda mitad del año. Cuando la tendencia se revierta habrá un incremento real de los salarios y mercados laborales ajustados. Entre tanto, en Latinoamérica el panorama estará demarcado por los cambios de administración a raíz de elecciones presidenciales y un fenómeno de El Niño latente que tendrá un impacto en la producción de bienes y su comercio por el mar por el efecto que ha tenido la sequía en el Canal de Panamá, lo cual tendrá incidencia en el costo de vida.
En este contexto, se espera que el volumen movilizado por carga contenerizada aumente entre 3% y 4%. Frente a las diferencias entre Estados Unidos y China, la expectativa es que las rutas del comercio internacional sigan diversificándose, ya que el sudeste asiático, India y Pakistán se perfilan como proveedores de materias primas y/o productos semi acabados para estas potencias.
En nuestro análisis también vemos que la ecuación entre la oferta y la demanda en la industria marítima estará desbalanceada, habrá un bajo consumo y la cartera de pedidos de barcos que viene de años atrás aumentará la capacidad del mercado. Las tarifas serán el dolor de cabeza para las líneas navieras, ya que justo en el año entrante los contratos antiguos, firmados en 2022 a tasas más altas, serán negociados a un valor más bajo, restando rentabilidad en sus estados financieros.
“Certidumbre” es una palabra poco recurrente en los reportes y perspectivas económicas para el próximo año. Después de la pandemia, llegan nuevos desafíos, desde la recomposición de las cadenas productivas a raíz de la tensa relación entre las grandes potencias hasta las nuevas rutas que se demarcan a raíz de la situación del Canal de Panamá. Los importadores querrán estar más cerca de sus centros de consumo y los gobiernos ya empiezan a buscar su propia despensa.