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El nearshoring: ¿un discurso o una oportunidad?
Por: Natalia Gil, líder de Investigaciones Económicas del Grupo Puerto de Cartagena (GPC)
Hablar del nearshoring y las oportunidades que trae a Colombia puede parecer repetitivo, casi necesario para estar a la moda en asuntos de comercio internacional. Hace poco, revisé una estadística que me llevó a concluir que este tema es de gran interés para muchos. Según un estudio y una encuesta realizados por la firma Kearney titulado Made In America: Here to Stay, el 73% de las juntas directivas de empresas estadounidenses han tenido conversaciones recientes con sus CEO sobre el nearshoring.
Ahora, con la clara comprensión de que este concepto merece nuestra atención, me gustaría abordar dos preguntas para la reflexión de este comentario editorial. La primera es ¿en qué medida se ha generado una modificación en las cadenas globales de suministro por el nearshoring? Y la segunda, ¿Colombia está preparado para las oportunidades que se pueden presentar?
Recientemente, la compañía DHL publicó su informe anual del Índice de Conectividad Global, del cual me gustaría destacar varios puntos antes de dar mis respuestas.
• En primer lugar, el índice general de conectividad global indica que en 2023 la globalización alcanzó su punto más alto en la historia y no se han encontrado pruebas de la nueva tendencia llamada "desglobalización". Según los principales componentes del índice, se registra un mayor flujo de comercio, personas, información y capital en comparación con periodos anteriores.
• En segundo lugar, tampoco se observan evidencias claras de regionalización o aumento del comercio entre bloques o países cercanos, ni mucho menos fragmentación. Si existiera fragmentación, los índices de distancia geográfica del comercio y distancia geopolítica, medidos en kilómetros promedio, tenderían a disminuir y ambos índices alcanzaron su nivel máximo en 2022, manteniendo la misma tendencia en 2023.
• En tercer lugar, si bien los flujos de comercio entre China y Estados Unidos han disminuido (cayeron un 20% en 2023), resulta difícil anticipar un desacople total entre ambas potencias. Más bien, lo que está ocurriendo es un reposicionamiento de industrias que antes estaban en China hacia otros países asiáticos como Vietnam, que, a pesar de estar geográficamente lejos de Estados Unidos, lidera la lista de crecimiento del PIB en comparación con los niveles pre-pandemia dentro de las 45 economías más grandes del mundo.
Entonces, ¿hay evidencias del nearshoring?
Seguramente todos hemos escuchado del caso de México, que se ha convertido en el nuevo socio comercial más importante de Estados Unidos. Los flujos de comercio entre ambos países aumentaron un 4,6% en 2023. Y, aunque hay informes que destacan una gran actividad logística en México y un crecimiento en la demanda de espacios en parques industriales, así como anuncios de multinacionales que trasladan sus fábricas al país como Tesla, la inversión extranjera directa (principal indicador del nearshoring) no creció el año pasado y el sector de nuevas inversiones experimentó una caída del 72% en 2023. Al analizar las nuevas inversiones extranjeras recibidas por México en los últimos años, se podría inferir que solo se ha aprovechado el 7% de esta oportunidad global.
Los datos anteriormente mencionados me llevan a pensar que, hasta el momento, el concepto de nearshoring es meramente una intención. Análisis han revelado que debemos esperar cerca de 10 años para comprender el verdadero impacto de todos estos cambios que estamos presenciando. Es cierto que se han dado mutaciones en el orden geopolítico, incluso antes de la pandemia, que han generado un desacoplamiento en las relaciones y el comercio internacional entre algunas naciones poderosas. Las sanciones comerciales impuestas por Estados Unidos a China desde 2018, la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania y la reciente crisis en el mar Rojo han creado espacios para redirigir el comercio y han llevado a las empresas a considerar cómo hacer más confiables sus cadenas globales de suministro. Sin embargo, aún es demasiado pronto para afirmar que hay cambios significativos en la estructura del comercio mundial.
El gran interrogante que me planteo como colombiana, al observar cómo nuestro comercio exterior en contenedores ha crecido a tasas no superiores al 3% anual promedio en los últimos 7 años, y al analizar el caso de pequeñas empresas que exportan menos de 30 contenedores al año, pero experimentan un crecimiento cercano al 50% anual, es: ¿debemos alinearnos con ese 73% de empresas que tienen en sus conversaciones diarias la palabra nearshoring? ¿Se hace necesario buscar estrategias para ser más eficientes, competitivos y estar mejor preparados para aprovechar la oportunidad?
La respuesta es un rotundo sí. El nearshoring es hasta ahora un buen discurso, y también es una oportunidad de futuro, al menos ha puesto a los países emergentes como el nuestro a abandonar el paradigma de que todo se hace más eficiente y barato en China y nos ha llevado a discutir conjuntamente cómo podemos resultar más atractivos para atraer inversión extranjera, identificar industrias potenciales para el comercio regional y reflexionar sobre cómo podemos profundizar nuestro comercio exterior con empresas norteamericanas a través del incremento de la productividad en las pequeñas y medianas empresas. Por el momento, esto es ya un gran avance.