Los gatos de Marmolejo
EL Universal, 1 de mayo de 1997
En las actividades cotidianas nos encontramos con denominaciones aplicadas en razón de la similitud con cosas de la naturaleza.
En la jerga de los mecánicos de carros, nos topamos con abundantes materiales: cangreja, zanahoria, cocuyos, mazorca. Popa es la parte trasera de los buques, pero no falta quienes la apliquen a los seres humanos: María tiene una popa impresionante; no me gusta esa foto de Elenita en la playa, parece ponerse en popa. A los manubrios de bicicleta acostumbramos a llamarlos cachos, y al marco, caballo.
Lo que nunca he podido entender es por qué ese aparato mecánico que sirve para levantar pesos lo denominan gato. Todos los automóviles tienen su gato en prevención de un posible pinchazo. Jacinto Marmolejo Aponte pertenecía al rol de los fijos del terminal marítimo. En esos días había llegado el RO_Ro “Alexander Puschkin” con 90 camperos “full equipo”. De la noche a la mañana fueron echados de menos 5 gatos hidráulicos.
Desde los tiempos de la “Snare”, mister Robert introdujo a la zona de bodega del puerto tres parejas de mininos, para combatir a los ratones. Al cabo de los años los felinos se reprodujeron generosamente, hasta el extremo de que podían contarse por centenares. Marmolejo, en complicidad con dos de sus compañeros, tenía los cinco gatos hidráulicos encaletados, pero, ¿cómo sacarlos?
Se dio Jacinto a la tarea de perseguir y capturar cinco felinos de los más ariscos y agresivos, y los colocó dentro de un saco de yute. Al llegar a la puerta principal, el agente de la Policía Portuaria preguntó: ¿qué lleva ahí? “Cinco gatos, agente”, respondió Marmolejo.
“Abra el saco”, ordenó el agente. “Mire, hombre, respondió Marmolejo, me ha costado mucho trabajo poder cogerlos”. Por mi barrio se ha desatado una ratonera tremenda. Yo no le digo mentiras, son cinco gatos. Pero el agente, inconmovible, insistió: “abra el saco”. Dicho y hecho; abierto el saco, los gatos salieron despavoridos.
El agente de policía, compadecido, le dijo: no se preocupe que hay muchos gatos aquí. Marmolejo regresó y metió los cinco gatos hidráulicos dentro del saco, amarrándolo firmemente. Al llegar a la puerta, el mismo agente, ahora sonriente, le pregunto: ¿qué lleva ahí? Ya le dije que yo no sé decir mentiras, son cinco gatos, y el agente le dio paso libre. Y realmente Marmolejo no faltó a la verdad, eran cinco gatos rusos de excelente calidad